¿Te sientes así?
Cada vez que estoy a punto de hacer ejercicio, siempre aparece un pensamiento en mi mente: “Olvídalo, es tan aburrido, mejor no hagamos ejercicio, o lo hacemos mañana”. ¿Alguna vez has tenido esta sensación?
También estoy muy familiarizado con esta sensación, porque solía hacer ejercicio solo. Cada vez que me ejercitaba, mi corazón estaba lleno de aburrimiento y monotonía. A veces, incluso me preguntaba por qué seguía insistiendo. Esa soledad y aburrimiento hacen que el ejercicio se convierta en una carga en lugar de un placer.
Recuerdo varias veces en las que me puse mis zapatos para correr y estaba listo para salir, pero al final me rendía porque siempre encontraba una excusa en mi mente: “Hoy me siento tan cansado, ¿por qué no correr otro día? De todas formas, no pasa nada si no corro hoy, puedo correr un poco más mañana”.
Pero más tarde, me di cuenta de que el ejercicio no es solo para la salud física, sino también para mejorar mi mentalidad y estado mental. Debería encontrar algunas maneras de hacer que el ejercicio ya no sea aburrido, sino que esté lleno de diversión o pasión.
A través de intentos continuos, he resumido algunos métodos relativamente efectivos, y los comparto a continuación. Espero que te sean útiles:
1. Encuentra un compañero de ejercicio
Cuando haces ejercicio solo, a menudo te sientes aburrido y solo, por lo que encontrar un compañero de ejercicio es una excelente manera de superar esta sensación. Los compañeros de ejercicio pueden ser familiares y amigos, o entusiastas del deporte con los que compartas intereses, que conoces en el gimnasio o a través de aplicaciones.
Como mencioné al principio, solía ejercitarme solo, pero luego encontré algunos compañeros con intereses similares. A menudo nos animamos mutuamente, compartimos experiencias y a veces incluso nos desafiamos con metas más altas. Esto no solo aumenta la diversión del ejercicio, sino que también te motiva a completar cada entrenamiento. Cuando hago ejercicio con amigos, la sensación de trabajo en equipo nos hace olvidar el aburrimiento y, en su lugar, llenarnos de expectativas.
2. Establece metas de ejercicio regulares
Tener metas claras para cada sesión de ejercicio le da significado a cada entrenamiento. Me suelo poner pequeñas metas, como la distancia que corro cada día o el número de entrenamientos a la semana. A través de estas metas, puedo ver claramente mi progreso, y estos avances me llenan de satisfacción.
Y suelo registrar estas pequeñas metas y compartirlas en las redes sociales. Por ejemplo, si he hecho un pequeño avance en mi rendimiento al correr, lo comparto. Cada vez que recibo “me gusta” o palabras de aliento, me siento feliz, lo que me motiva aún más para seguir adelante.
Establecer metas no solo evita que me aburra al hacer ejercicio, sino que también me da una motivación continua para superarme.
3. Compite contigo mismo
A partir de ahora, registra tu estado en cada entrenamiento, como la duración y la distancia al correr, el peso en el entrenamiento de fuerza, etc. Estos datos me permiten ver mi progreso de forma clara. Competir contigo mismo cada día y desafiarte constantemente es una manera muy efectiva de motivación. Cuando ves que puedes correr más lejos o levantar más peso, la sensación de logro es insustituible.
Este método no solo mantiene mi interés en el ejercicio, sino que también me hace esperar con ansias cada entrenamiento, porque sé que estoy mejorando cada día.
4. Compite con otros
Cuando corro, me gusta encontrarme un “oponente”, como un desconocido con una capacidad similar en el parque o en la pista, y luego competir o sincronizarme con él. Este método puede hacer que correr sea más desafiante y divertido. A veces corro más rápido y más lejos debido a esta “competencia”.
Si por el momento no tienes un compañero de ejercicio o prefieres ejercitarte solo, esta pequeña competencia no solo aumenta la diversión, sino que también te ayuda a mejorar tu nivel sin darte cuenta.
5. Establece un horario fijo para ejercitarte
Programar el ejercicio en un horario fijo todos los días puede ayudarte a formar un hábito y evitar la procrastinación. Cuando el ejercicio se convierte en parte de tu vida diaria, al igual que comer o dormir, lo harás naturalmente en lugar de pensar si te sientes aburrido o si quieres evitarlo. Yo mismo establezco un horario fijo para hacer ejercicio por la mañana o por la tarde. Después de un tiempo de constancia, el ejercicio se volvió una actividad natural, en lugar de una tarea que tengo que cumplir.
6. Escucha audiolibros o canciones
Para hacer el tiempo de ejercicio más interesante, comencé a escuchar audiolibros o música favorita mientras me ejercitaba. Los audiolibros me permiten sumergirme en un mundo nuevo mientras corro o hago ejercicio, y el tiempo vuela. La música puede traer pasión, especialmente cuando se necesita motivación extra. Una canción inspiradora puede animarme cuando estoy cansado y completar esos entrenamientos que parecen difíciles. De esta manera, ya no considero que el ejercicio sea aburrido, sino que espero con ansias ese tiempo para escuchar.
7. Participa en eventos deportivos que te interesen
Inscríbete en un evento deportivo que te interese, como una carrera de 5 km, una maratón, una caminata o algún otro tipo de competencia. Estos eventos pueden traer nueva motivación a tu entrenamiento, ya que cuando sabes que tienes una competencia, cada entrenamiento se vuelve más significativo porque te estás preparando para esa meta final. Las competencias no solo están llenas de expectativas, sino que también te permiten superarte a través de desafíos reales. Recuerdo que cuando me inscribí en mi primer medio maratón, el proceso de preparación no solo mejoró mi estado físico, sino que también me hizo recuperar mi pasión por el deporte.
8. Establece metas de recompensa para ti mismo
Cada vez que alcanzo una meta de ejercicio, me pongo una pequeña recompensa, como una comida abundante, un equipo deportivo nuevo o un masaje relajante. Estas recompensas no solo me dan motivación extra para completar el entrenamiento, sino que también hacen que el ejercicio sea más divertido.
Recuerdo que fui de excursión con algunos amigos. Esa vez escalamos varias colinas y nos tomó 8 horas. Esa noche fuimos a darnos un masaje. En el momento del masaje, sentí que todo valió la pena, no solo por la relajación física, sino también por el alivio espiritual.
De esta manera, el ejercicio ya no es solo una herramienta para el bienestar físico, sino que se ha convertido en un proceso de disfrute. Descubrí que después de establecer estas metas de recompensa, cada sesión de entrenamiento se volvió más emocionante porque sabía que cada gota de sudor traería una recompensa maravillosa.
No sé si estos métodos son adecuados para ti, porque cada persona tiene su propio estado de confort al hacer ejercicio. Pero espero sinceramente que estos consejos te sirvan de inspiración para que el ejercicio ya no te aburra. Quizás, también encuentres tu propia manera de convertir el ejercicio en un disfrute, y no en una tarea monótona. No importa qué método elijas, lo más importante es encontrar la motivación para seguir adelante y hacer que cada ejercicio sea una parte feliz de tu vida.